Basada en uno de los episodios más significativos de la historia
reciente de España y narrada en primera persona, Tocando fondo no es solo la
novela autobiográfica de un guerrillero, sino una concienzuda reflexión acerca
de las razones que motivan la implicación activa de un hombre en el devenir de
su país.
A pesar de que su condición de hijo de caído debería haber sido
concluyente en la España de la época, el espíritu crítico y las vivencias
personales del protagonista le empujan a evolucionar hacia posiciones
ideológicas distintas a las inculcadas por su entorno.
El aislamiento obligado de la montaña constituye una etapa clave, en la
que el hombre, convertido en personaje literario, rememora episodios de su
pasado para poder evaluar y comprender su presente.
El ejercicio del periodismo en países del norte europeos, la lectura de
libros, por entonces prohibidos, la calidad humana de muchas de las personas
que pasan por su vida y, sin duda, su vitalidad contagiable suponen los
bálsamos con los que el autor logra escapar del oscurantismo de una España
asolada por el miedo y el dolor.
A caballo entre las acciones de guerrilla y los recuerdos del protagonista, Francisco P. Terrón construye una ágil narración plagada de alusiones a episodios y personas del imaginario colectivo español, que hacen de esta novela una lectura muy atractiva tanto para los que desean recordar como para aquellos que solo conocen la contienda y posguerra por terceros.
A caballo entre las acciones de guerrilla y los recuerdos del protagonista, Francisco P. Terrón construye una ágil narración plagada de alusiones a episodios y personas del imaginario colectivo español, que hacen de esta novela una lectura muy atractiva tanto para los que desean recordar como para aquellos que solo conocen la contienda y posguerra por terceros.
Editorial: Dauro
Colección: Peripecia.
ISBN: 978-84-96677-70-8
Páginas: 296
SU AUTOR:
FRANCISCO PÉREZ TERRÓN nace en Motril (Granada) en 1926. Inicia los
estudios de derecho en la Facultad del Sacromonte de Granada, pero los abandona
para matricularse en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid. Trabaja dos
años en el diario Pueblo, hasta que concursa para agregados y adjuntos de
prensa de embajada y es destinado a Oslo (Noruega) durante siete años. Abandona
dicha embajada por voluntad propia y se instala en París como jefe del Despacho
de Prensa del Gobierno Republicano en el Exilio, obteniendo el refugio político
bajo la protección de la OFPRA. Participa en acciones de la última guerrilla
que operó en España, en el Pirineo navarro y aragonés, y de regreso a París,
trabaja para la editorial Ruedo Ibérico.
Tras un reciclaje profesional, ejerce de interiorista
en París, además de colaborar como militante en Mundo Obrero e Información Española. De vuelta a España en 1976,
se incorpora a Mundo Obrero, pero al cerrar esta cabecera como diario, vuelve a
instalarse como interiorista en Madrid hasta su jubilación. En 1993 regresa a
Motril, su pueblo natal, donde reside actualmente.
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