Una mujer aparece muerta en la habitación de un céntrico hotel de Barcelona. Al iniciar la investigación la policía descubre cincuenta brillantes escondidos en una pensión y, aunque todo apunta a que sean la causa de la muerte, no consiguen encontrar conexión con el hecho.
A medida que avanzan las pesquisas parece que el móvil señale un crimen pasional y para conseguir las pruebas que incriminen al culpable, la investigación se traslada a un pueblo del norte de Tenerife, Tejina, en el que la víctima había nacido.
La protagonista de la serie, Candela Luque, no parará hasta conseguir desentrañar el misterio, aunque para ello deba enfrentarse a la propia policía que parece tener interés en ocultar los sucedido.
A la venta en Amazon, formato digital y papel.
ISBN: 9781494805609
304 Páginas.
LA AUTORA:
Desde niña soy amante de la novela negra. Heredé esta afición de mi padre, junto a sus libros y durante años ha constituido mi mejor válvula de escape, por esta razón, porque debo tanto a este género, me decidí a escribirlo.
Muchos autores han influido mi forma de narrar, que se inscribe dentro del policíaco clásico, porque yo no escribo novela negra.
Conozco el género pero me siento más cómoda entre policías que devuelven el orden establecido y detienen a los criminales.
Escribo novelas de serie porque me gustan las sagas en las que puedo mostrar la evolución de los personajes y construirles una vida poco a poco, va formando parte de mi universo mental. En esta ocasión la serie comienza con esta novela que recrea la incorporación de la mujer a la policía y en ella está ambientada.
Son varias sus publicaciones, todas disponibles en Amazon.
¿Qué sería de los que escribimos por libre sin el apoyo de personas como Mirella? De reseñadores algruistas que no piden nada, ni siquiera el libro porque no lo necesitan. Qué haría mañana si nadie supiera lo que escribo? Probablemente no conseguiría hilvanar ni una sola palabra porque no tendría sentido.
ResponderEliminarY como es de mal nacidos no ser agradecidos y no lo soy. Gracias, Mirella, siempre estás al quite para echarnos una mano sin esperar ni siquiera las gracias, que muchos ni te dan.