sábado, 28 de junio de 2014

LOS CISNES NO TIENEN ALMA, LOS VIOLINES SÍ, de María José Voltes. (RESEÑA)

Era tan bella y hermosa que su sola presencia imponía, unas veces miedo, otras envidias entre sus amigos y compañeros de clase, así que se sentía sola, muy sola; sus resultados escolares eran excelentes, pero tampoco tenía con quien celebrar cualquier alegría, ni tan siquiera sus hermanos compartían sus triunfos, sólo su madre parecía entenderla. Pero claro Cuqui, no era una cría normal, Cuqui era una dulce conejita belier

De manera casual conoció a Arturo, a quien socorrió ante un repentino mal estar y acompaño al Hospital donde quedó ingresado con la garantía de visitarle al día siguiente. La mala suerte frenó sus deseos, porque de manera repentina el Centro cerró sus puertas por cuarentena, lo que imposibilitaba cualquier acceso. Después de sopesar la situación; Cuqui decidió enviarle una nota justificando su ausencia, ¿Pero cómo hacerlo, si no sabía su nombre? Aquella sería la primera de muchas y en las que poco a poco cada uno de ellos aportaba una parte de sí mismos, ella se sentía feliz en la compañía de Arturo a pesar de su delicado estado de salud. En una de sus visitas Cuqui vio de lejos a Arturo en otra compañía y se sintió de nuevo triste y sola...

Respondiendo a un simple anuncio, Cuqui se presenta como candidata para acompañar a Teodora, una anciana esquiva y áspera, aunque bien posicionada, culta y amante de la música clásica; que sólo buscaba eso "compañía". Pronto hicieron un tándem perfecto para ambas partes, he hicieron de su acuerdo unas clases magistrales de varias materias pero sobre todo de música clásica, ya que cada día una de ellas proponía una pieza, sonata o fragmento de una obra que la otra debería de adivinar, además de estar debidamente informada sobre su compositor;  aquel juego que comenzó a modo de pasatiempo, sirvió para qué Cuqui se convirtiera una gran entendida en la materia y la anciana reparara como su pupila se esforzaba por estar a la altura, lentamente comenzaron a apreciarse se manera sincera.

Por otra parte estaba Daniela, una joven humana y voluntaria en el hospital que albergaba a los enfermos, entre ellos Arturo, sentía tal pasión por sus pacientes que incluso se los llevaba a casa, toda su vida giraba en torno a aquellos delicados animalitos y así era feliz, porque creía entenderlos mejor que a las personas.

LOS CISNES NO TIENEN ALMA, LOS VIOLINES SÍ, llena sus líneas de una gran ternura, con maravillosos diálogos que transmiten las vacilaciones ante el amor y las turbaciones de la vida; y muchos momentos llenos de excelentes piezas musicales ideales para escuchar en cualquier momento; donde las emociones marcan la nota de cada página. Es perfecto para lectores de 10 a 120 años, por el afecto que transmite, se supone que los cuentos son para edades más tempranas, pero esté llegará al corazón de todo lector y se encontrará con alguna lagrima floja deslizándose por la mejilla.



María José Voltes, debuta con está estupenda publicación y doy por hecho que aquí comienza una nueva trayectoria de su vida como escritora. 

Ha sido maravilloso leerte. Gracias por recordarme la niña que llevo dentro.


¡Eres sencillamente maravillosa, FELICIDADES!




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