sábado, 22 de diciembre de 2018

NO ES TIEMPO DE PEROS, David Jiménez “EL TITO”. –RESEÑA-

-Las más amargas lágrimas derramadas sobre las tumbas son por las palabras que quedaron sin decir y por lo que quedó sin hacer. 
-Harriet Beecher Stowe

Quede claro qué “NO ES TIEMPO DE PEROS”, no es la continuación de “Muertes de sobremesa” (auto publicado por él mismo con ACEN en Dic. 2015) o “Inspector Solo”  (publicado bajo el sello –Ediciones Versátil- en Dic. 2017), para esta ocasión repite con el mismo sello –Ediciones Versátil-. Todas son novelas individuales y pueden leerse por separado, si bien es cierto que el autor repite personajes y protagonistas, pero eso no resta ni un ápice el ritmo trepidante y adictivo de la novela que hoy comentaremos.

“El Tito” es un biólogo, que ejerce como agente marítimo de Vigilancia Aduanera en las costas de Castellón, lo que le permite un conocer ampliamente los temas que en sus novelas nos emociona y nos conmueve. 
 
Bueno, vamos a ello:
Para Zoe y Marcial no fue nada fácil sobrellevar lo que ya no tenía remedio “el asesinato de Unai Miralles”, toda la comisaria lamento lo sucedido y sus compañeros ofrecieron ayuda, pero el tiempo adormece voluntades y el “caso Miralles” seguía pendiente de resolver.
Las cosas habían cambiado en la comisaria, y aunque Cartagena es una ciudad pequeña, todo el mundo conocía la situación:"Las drogas seguían haciendo más ricos a los traficantes –después de todo los yonkis eran el ultimo eslabón de la cadena y conseguirían dinero para sus chutes de la manera que fuera-; la prostitución no dejaba de ser el recurso humano con el que traficar –eran presa de fácil comercio y humillación, en la mayoría de los casos su situación de ilegales las hacía más vulnerables; y al blanqueo de dinero pocos le hacían frente - los trajes de marca, los caros zapatos y los cargos que ocupaban frenaban cualquier tipo de investigación". 

Zoe había ampliado su horario laboral, ahora vive por y para el trabajo las 24 horas; y aunque Marcial renuncio a pistola y placa “por asuntos propios”, sus planes eran muy diferentes al marcado por el sistema.

Entre Zoe y Marcial la camaradería siempre fue sostenida con Miralles, eran el trípode perfecto, juntos sabían analizar lo que otros ojos y otras mentes no percibían. Ahora, quedaban solo ellos dos y ninguno de ellos estaba dispuesto a permitir que el “honor” y la “honra” del que fue su amigo quedara en entredicho y no daban el expediente por cerrado y solo oían fingidas justificaciones de quienes tenían sus posaderas bien acomodadas, al menos de manera “extra-oficial”, así que uniendo fuerzas y contactos decidieron escarbar donde fuera necesario, la verdad tenía que salir.
Individualmente reinician la búsqueda y no dudan en saltarse la barrera de lo legal o mezclarse con la gente más ruin y conocidos policialmente hablando (camellos, putas, corruptos) con tal de obtener respuestas, para ellos todo vale y más si obtienen un cabo del que seguir tirando. A medida que hurgan van apareciendo más y más cabos sueltos. Bucear en miserias ajenas no siempre tiene premio.  Voluntariamente entran en un bucle que tan solo ellos conocen y del que tampoco quieren hacer partícipe a nadie, por importante que sea el cargo. No se fían de nadie.
Entre rubias embotelladas que nunca discuten, Marcial ahoga desconfianzas con la torpeza de que estás saben nadar y al despertar se topara con una realidad por momentos bien negra, se ha aislado de la sociedad y tan solo encuentra amparo en la compañía de Sola o con Zoe, con quien mantiene una relación encriptada; sin embargo, la jovencísima Zoe por su parte sigue la vida como brújula sin indicadores.

David Jiménez, sigue fiel a su instinto policíaco y para esta ocasión nos ofrece una novela ágil, entretenida y por secuencias dura. Nos mostrara los suburbios más bajos dentro del submundo que maneja la corrupción, las drogas o la prostitución.
“NO ES TIEMPO DE PEROS”, sube de nuevo el listón de “El Tito”, que no deja de superarse a sí mismo. Una novela cargada de tensión que nos pondrá los vellos como escarpias, unos diálogos llenos de franqueza que dan ese toque de normalidad a temas tan dolientes. Una historia extraordinaria que entreteje realidad con ficción, justicia con injusticia y amor con desamor.  Con David Jiménez “El Tito” descubrimos a un verdadero policía literario.

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